Chasselas: cuando una variedad demuestra sus mejores cualidades
Escrito por Dr. József Kosárka en layemadelgusto.com (03.08.2016)
La chasselas se cultiva en muchos países, sin embargo en varios de ellos una considerable parte de las uvas cosechadas se destina al consumo en fresco. Una excepción obvia a esta premisa es el caso de Suiza, donde esta variedad blanca representa el 27 por ciento del total de la superficie de viñedo nacional. En este país encantador emplazado en los Alpes se la considera como autóctona debido no solo a su larga historia de cultivo sino a los recientes estudios genéticos que confirman su procedencia de la costa norte (Lemanic Arc) del Lago Lemán (Ginebra).
Durante mucho tiempo esta ha venido siendo menospreciada, o mejor dicho, ha sido utilizada ante todo para la elaboración de vinos de mesa jóvenes que conservan las características propias de aquellos recién fermentados sin valores añadidos de la crianza. Últimamente, la situación ha cambiado mucho: la mayoría de los productores ha empezado a apostar por los vinos de más alta calidad incluyendo importantes trabajos de desarrollo tanto en los viñedos como en las bodegas, así como también se ha puesto importante atención a la diversidad de los terruños y la singularidad que estos brindan a la uva. Todo esto ha traído como consecuencia que hoy en día los consumidores encuentran una amplia gama de vinos producidos a base de la chasselas que puede satisfacer los más exquisitos paladares también.
Una prueba bastante convincente ha sido proporcionada por el resultado del Concurso Mundial du Chasselas celebrado recientemente en el castillo medieval del encantador pueblo de Aigle en el que han participado 763 muestras – un 90 por ciento locales – procedentes de 7 países. El jurado internacional ha valorado 98 vinos con medalla de oro cuya gran mayoría ha sido conseguida por bodegas de los cantones de Vaud y Valais (el mayor puntaje lo alcanzó el Morges Vielles Vignes de 2015 de la bodega Uvavins-Cave de la Cote/ Tolochenaz, Morges – Vaud).
En cuanto a la vid, esta es vigorosa y muy fértil, con tendencia a la sobreproducción si no se la controla adecuadamente. Las hojas son de cinco lóbulos de tamaño medio a grande y tienen color verde que pasan a amarillo dorado cuando son adultas. Los racimos son cilíndricos y largos de tamaño medio que maduran temprano. Las bayas son medianas de forma redonda con piel fina de color ámbar cuya pulpa es jugosa y dulce.
Por lo general da vinos de cuerpo ligero con color paja brillante que en boca presenta sabores frutales y florales, a veces con un ligero toque de mineralidad. La gran mayoría de los jóvenes son frescos con buena persistencia y de una equilibrada acidez sostenida terminando en una fragancia agradable propia de la variedad y además, en muchos casos también en sutiles sensaciones de carbónico procedente de la fermentación. Aquellos con crianza pueden tener color dorado más oscuro mostrando sabores más delicados con aromas golosos y fina textura cremosa.
En Suiza las condiciones geográficas y climáticas son favorables para el cultivo de la vid y la viticultura viene siendo practicada en todos los cantones de la confederación tanto en zonas montañosas (en terrazas escarpadas) como en valles y en la orilla de lagos.
La gran mayoría de los viñedos se concentra en la parte francesa (74 por ciento) pero también se los encuentra en las regiones de habla alemana (19 por ciento) y en las zonas de la frontera suizo-italiana (7 por ciento). Entre los cantones Vaud es el que más vinos blancos elabora y juntos con Valais representan las tres cuartas partes de la producción de estos en el país. La chasselas es la segunda variedad más importante cultivada en tierras helvéticas – después de la pinot noir – que es la materia prima para dos terceras partes de la producción de los vinos blancos nacionales (en Valais se la conoce como fendant y en los cantones donde predomina el alemán como gutedel).
Este país (superficie: 41, 277 mil km2/ población: 8,2 millones) cuyas cuatro quintas partes son montañas, hoy en día cuenta con 14,8 mil hectáreas de viñedos de cuya cosecha en 2015 se ha elaborado unos 0,85 millones de hectolitros de vino (promedio del período 2010 a 2015: 0,89 millones de hectolitros). El año pasado Suiza exportó solo 13,3 mil hectolitros de vino cuya principal causa no es – ante todo – la cantidad limitada de producción sino más bien la pasión de su gente por sus vinos propios. En 2015 el consumo de vino se situaba en 3,62 millones de hectolitros y dentro de este volumen un 27 por ciento ha sido de origen nacional.f
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